El surrealista momento que vivió Tom Hanks en un festival

El famoso actor de 62 años, al parecer, aparenta tener mucha menos edad
Tom Hanks

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Tom Hanks ha contado recientemente en una entrevista una hilarante situación que vivió en un festival de música country. El actor se encontraba en ese lugar porque su mujer tiene una banda e iban a realizar un show, aprovechando además para disfrutar de unos días de fiesta y desconexión. Antes del espectáculo de su esposa quiso ir a pedir una buena y fría cerveza, pero algo tan simple se complicó más de la cuenta.

“Fui al sitio de donde obtienes la cerveza y había cuatro mujeres que lo estaban sirviendo. Me esperé y les dije 'ponedme un trago'”.Es evidente que Tom Hanks es un actor muy reconocido, su película de 'Forrest Gump' ha recorrido todo el mundo, por lo que su cara es fácilmente identificable. Aun así, parece que los años no han pasado por su rostro, ya que las camareras se negaron a servirle la cerveza porque antes necesitaban comprobar su edad en el documento de identidad.

"¿Creéis que soy menor de edad?"

“Ellas me dijeron, no podemos porque tu ID no ha sido verificado. Entonces yo les dije que estaba confuso, que ahí ponía que tenían cerveza para vender, había venido a pedir una cerveza y ellas no me querían dar una. '¿Por qué?', les dije, '¿creéis que soy menor de edad?'”. Entonces continuó con su alegato: “tengo 62 años y conocéis mi nombre, entonces creo que debería poder tener una cerveza”. Aun así, no se lo sirvieron porque debía ir a un lugar concreto para mostrar su ID y que verificasen que tenía la edad para poder beber cerveza.

“Fue ridículo, pero debo reconocerles a esas jóvenes que no se derrumbaron. Les estaba ofreciendo entradas para cosas, les ofrecí ir al estreno de Toy Story conmigo, solo necesitaba que me dieran una cerveza, pero ellas no lo permitieron”. Entonces, la presentadora intentó zanjar el tema dejándole en buena posición,“siendo el caballero educado que tu eres no discutiste con ellas y te fuiste”. Aun así, él la interrumpió “sí, sí, discutí con ellas durante 20 minutos. Dije, honestamente ¿no tenéis ojos?”.

Después de todo, él pidió que llamasen al encargado, pero ni si quiera la camarera podía por lo hilarante de la situación. Entonces, llegó un hombre media hora después, le pusieron una especie de pulsera roja y, finalmente, pudo llevarse una buena cerveza.

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