¿Qué ha pasado con la mercromina roja?

Este producto marcó la infancia de muchas generaciones, pero ¿por qué se ha dejado de usar?
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Hay cosas que vemos y nos transportan a la infancia, una de ellas es la mercromina roja. ¿A que sí? La de caídas en la calle, golpes en parques e imprevistos que ha sanado. Sin embargo, ¿te has preguntado por qué se ha dejado de usar? ¿La echabas de menos?

La mercromina roja junto con el agua oxigenada o  la  aspirina, que usábamos casi para cualquier dolor, era un imprescindible de los botiquines caseros. No extrañaba en verano ver auténticos 'manchurrones' rojos en los codos y rodillas de lo más pequeños. Hoy en día muchos ya ni se acuerdan de ella. 

La Mercromina "es un antiséptico compuesto por merbromina que es el principio activo diluido al 2%", explica en cope.es, la médico de Familia, Carmen Jódar Casanova y miembro de Doctoralia, que recuerda que "hasta mediados de los 80 fue el antiséptico de las curas caseras de nuestras heridas". Se  introdujo en España "a mediados de los años 30"  por el químico José Antonio Serrallach Julià, quien la conoció durante su estancia en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (EEUU). ''Fue tan conocida que siempre hemos hablado de ella por su  nombre comercial, pero con el paso del tiempo, ha sido destronada por antisépticos más modernos", advierte la doctora.

Siempre se ha utilizado "para curar las heridas, evitar su infección y por su gran efecto secante que provocaba una costra superficial". Su característico color venía de la merbromina o mercurocromo, "un compuesto de color verde en estado sólido, que al diluirse adquiere el color rojo carmín tan característico". Pese a su boom, lo cierto es que hoy en día está en desuso. 

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En cualquier caso la Mercromina sigue en venta  y "aunque hay estudios que demuestran su baja toxicidad, ha sido sustituida por antisépticos más modernos con gran poder bactericida -que destruyen o matan las bacterias- como la Povidona Yodada o Betadine o la Clorhexidina o Cristalmina". El espectro antibacteriano de la povidona yodada "es mucho mayor", con lo que la creencia de que 'curaba mejor' es "más subjetiva que otra cosa", advierte la experta. "Lo que sí hacía muy bien era secar, algo que la povidona también hace".

Precisamente esa es una de las causas de su declive.  "Como en la actualidad no existen gérmenes resistentes al yodo, se prefiere en hospitales o los Centros de Salud". Además, aunque se considere "segura", contiene "cierta cantidad de mercurio en su formulación y el mercurio se ha ido retirando progresivamente de nuestras vidas, algo que también ha  contribuido a su olvido". Actualmente, la clorhexidina (Cristalmina) "se ha ganado un importante hueco, ya que su efecto bactericida no es tan potente como el de la Povidona Iodada, pero es más rápido, actúa en segundos -la povidona tarda unos minutos- y al ser transparente no enmascara el color de los tejidos, por lo que se puede ver mejor su evolución".

Uno de los puntos fuertes de la Clorhexidina es que "se puede usar con seguridad en niños, embarazadas y pacientes con problemas tiroideos, algo no aconsejable con la Povidona Iodada o Betadine".

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