Espaldas mojadas: el reto de acoger a los migrantes
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El otoño da sus primeros coletazos en medio de una sociedad que despierta del tiempo vacacional y veraniego para empezar el curso debidamente. Los que han disfrutado del descanso en septiembre se enganchan al trabajo de cada día. Ahí quedan los armarios donde se guardan viejas sombrillas, chancletas, esterillas y otros materiales que invitan al descanso en el mar, en el pueblo, o en la montaña.
Y como para traer esos pequeños recuerdos de los momentos recientes, la jornada del turismo el pasado fin de semana y en este domingo la Jornada de las Migraciones para evocar a aquellas personas que no pueden recordar esos viajes de montaña porque su camino es abrupto, ni esos pueblos porque ellos son de tierras diferentes, ni esos mares porque ellos han llegado probablemente en pateras o en otras formas inhumanas. Una jornada a la que le corresponde una canción de categoría como 'Espaldas Mojadas', un álbum que sacó a la luz en 1990 la banda de pop extremeña Tam Tam Go.
Nunca se hubiesen imaginado sus fundadores, los hermanos Nacho y Javier Campillo que ese grupo surgido en Badajoz en 1987, tras la disolución del conjunto pacense Daké, iba a hornear una canción que alude a la migración por lo que hoy está de rabiosa actualidad. Hasta ese momento habían tocado preferentemente en inglés, si exceptuamos su tema 'Manuel Raquel' cuya letra provenía del cineasta Ricardo Franco realizador, entre otras películas de 'La Buenas estrella'.
La letra revela lo que supone el trayecto de un emigrante que tiene las espaldas mojadas después de cruzar el río donde le ha pasado de todo. La letra invita a la esperanza cuando el cantante recuerda el alivio que siente cuando sabe que alguien le espera al llegar a la orilla. A pesar de todo no hay mucho dinero y en ese camino no tiene mucho dinero, sino que, incluso lo ha pasado mal.
La canción se ha hecho muy popular para sensibilizar y concienciar sobre los migrantes y la gente que llega a otras partes del mundo en busca de trabajo, de un hogar digno. La orilla del río supone uan pequeña distancia a lo ancho que separa una orilla de suplicio a otro orilla de acogida.
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