“Guilty”: un amor verdadero nada culpable que escapa hasta el cielo

No es fácil con la que está cayendo en el inicio del curso lograr una capacidad de ayuda en medio de lla pandemia. Lo pide el Papa en su Encíclica Fratelli Tutti y lo piden grandes hombres de la cultura de nuestro tiempo. Sabemos que cada año, cada temporada queremos empezar de nuevo con grandes proyectos y propósitos. La clave está enfrentarnos unidos a las dificultades donde debe existir esa capacidad de lucha y unidad donde prime el amor solidario que nos una a todos.

De ese amor se han escrito ríos de tinta, pero tal vez no de ese amor de apoyo y ayuda que llega hasta el cielo. Lo cantan Barbra Streisand y Barry Gibbs. La actriz norteamericana de origen judío y el hermano que queda en vida de los legendarios angloamericanos Bee Gees, dieron la talla allá por el año 1980 en una canción simpar de nombre “Guilty” -”culpable”- Increíblemente lograron una fusión en la idea y el proyecto hasta el final. Sreisand introducida hasta la médula en la cultura semita vibró al interpretar aquel tema como pasó 25 años después cuando se volvieron aunir para evocar ese tema, interpretando otras melodías.

La canción que pudiera prestarse a un parámetro meramente romántico habla de un amor con oportunidades para escalar con él hasta el cielo. Nada más y nada menos. Un amor de colaboración. Ese amor de ayuda que muchas veces falla pero se puede empezar de nuevo. Ellos mismos cantan que “no pueden sentirse culpables a pesar de los fallos, para llegar -como decíamos- a los más alto. Incluso la variante de ese amor honesto es que no tiene que ver con el superficial de otros sino que afronta retos. La canción tuvo la huella en la tinta de la producción del trío Bee Gees y, uno de ellos, prestó la voz con Streisand. El estímulo de “Gulty” es una contribución a ese amor cantado que impulsa a enfrentarse con éxito a la realidad.