'Mediterráneo' de Serrat: subida a lo alto del monte con el mar de testigo

Joan Manuel Serrat nos regaló su 'Mediterráneo' en 1971 y es un tema que nunca olvidaremos
'Mediterráneo', una de las canciones más míticas de Serrat
  • CORDON PRESS

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El verano llega al corazón de su estío. El mes de agosto es una verdadera invitación a saborear el paisaje y a recrearse en esa naturaleza que no siempre ha sido respetada por la mano del hombre. El horizonte parece llevarnos hacia esas nubes que ocultan el sol y que otras veces trazan surcos por el cielo. Los días dan señales de que la luz va escaseando poco a poco y la noche se echa encima en un avance de minuto a minuto donde el sol va cediendo a futuros momentos otoñales e invernales por goleada. Pero en unos días así, da gusto contemplar ese mar que parece empequeñecernos cuando le miramos estupefactos de su bravura y oleaje.

Y hoy traemos a colación un tema que tiene que ver con esa contemplación del mar que se pierden en la lejanía cuando los observamos. Se trata de la canción 'Mediterráneo' de Joan Manuel Serrat. El álbum vio al luz en el año 1971 y constituye uno de los más populares dentro de su elenco y repertorio por aquel entonces. La situación nos lleva a admirar ese mar que los romanos llamaban Mare Nostrum, que ha sido testigo de cuanto han dicho y hecho muchas tierras que bordean en buena parte de Europa y que dan su nombre para hablar del tipo de clima y costumbrismo que tienen, gracias al mar que baña sus tierras costeras. La canción, contra todo pronóstico, se fraguó en un convento -en este caso- en la Abadía de Montserrat.

El origen de 'Mediterráneo' de Serrat

El repaso de la letra está muy vinculado a relatos de sencillez y humildad. Comienza en la niñez y los juegos inocentes de un pequeño en la playa. El repaso velado a cómo es esa zona y lo que se observa hace que, de la guitarra y demás instrumentos de Serrat, siempre hable del impulso de esa infancia que va saltando a la adolescencia sin perder un ápice de los recuerdos que ha ido viendo y que ahora le brotan, siguiendo las enseñanzas de maestro Alberti, tan importante en la vida de Serrat como el resto de poetas y escritores de la “Generación del 27”. El final del tema llega a su culmen cuando habla de lo alto de un momento entre la tierra y el Cielo. Y todo contemplado desde la Abadía de Montserrat, marco incomparable como pocos.

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