Raquel del Rosario responde a las críticas por el testimonio del ataque del puma en el que casi muere su hijo
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Este fin de semana, Raquel del Rosario nos tocaba el corazón en lo más profundo. La cantante, antaño vocalista de El Sueño de Morfeo, se sinceraba y explicaba cómo su hijo, Mael, estuvo a punto de morir después de sufrir el ataque de un puma. Una historia para la que necesitaba dos 'post' en Instagram para no dejarse ni un solo detalle en el tintero y que provocaba una ola de comentarios. La mayoría de ellos, todo hay que decirlo, de apoyo y cariño. Y, de entre ellos, sobresalían el de su exmarido, Fernando Alonso, y el de Linda Morselli, la actual pareja de este, que no dudaban en expresarle su arropo después de ese mal trago. Pero, como suele pasar siempre, aparecía un sector más crítico y mucho menos comprensivo. Un puñado de usuarios que se atrevían a echarle en cara que había pasado porque no había sido suficientemente cuidadosa.
Así que ha tenido que recurrir a sus 'stories' para dar réplica a todas esas acusaciones con malas intenciones y a dar una nueva explicación sobre las circunstacias que llevaron a este desafortunado incidente. "Los pumas con parte de la fauna salvaje de California, es muy poco común que se adentren en zonas residenciales y también que ataquen. En el Condado de Los Ángeles no ha habido un ataque a humanos desde los años 90. Tengo vecinos que llevan toda su vida viviendo en la montaña y nunca han visto uno ni en la distancia", comenzaba situando a todos los usuarios.
"El puma que atacó a Mael tenía un año y comenzaba a independizarse de su madre, pesaba 30 Kg. Su hermano fue sedado, se le colocó un collar GPS y se le liberó en una zona cercana, su madre ya lo llevaba", erala continuación de esa explicación tras la que se lanzaba ahablar de la cirugía plástica a la que tuvieron que someter al niño, "entre la barbilla y el cuello ya que quedó desgarrada. Los milímetros de los que hablaba el doctor eran hacia la garganta. Necesitó puntos de sutura en frente y varias zonas de la garganta. Las heridas en brazos y espalda fueron superficiales afortunadamente".
Algunos también incidían en el hecho de que la mudanza de su casa, recientemente, se había debido justamente a este episodio tan desagradable y Raquel también se molestaba en aclarar que, aquello, era algo que ya tenían planeado desde "hace meses". Lo hacía antes de rematar con unas frases muy contundentes en las que se sacudía esa responsabilidad tan injustamente colocada sobre ella: "Y no, la culpa no es de vivir en California o vivir en el campo. La culpa no la tiene nadie, aunque siempre necesitemos echársela a alguien. Lo que ha de sucedernos, sucederá: cruzando una calle en una gran ciudad o recogiendo frutas en nuestro jardín. Porque la vida se vale de experiencias independientemente del escenario".
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