Alaska y la declaración sincera de que los comienzos en la música fueron difíciles: "Notábamos el desprecio"
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Es una de las grandes divas de la música en español y, quizás, el éxito resida en la naturalidad con la que se pronuncia. Sobre todo, en las distancias cortas. Alaska cumplía este martes 60 años y, con ese motivo, concedía una entrevista a la revista 'Vanity Fair' en la que hemos podido leer, entre otras cosas, que aquellos primeros años como artista fueron más complicados de lo que nos pudiéramos imaginar. O que cuesta hacerlo teniendo en cuenta las cotas de popularidad desde las que nos miran ahora ella y su compañero Nacho Canut. "Cuando éamos adolescentes y ya teníamos un grupo notábamos el desprecio de esos que, según ellos, no son clasistas. Son superprogres y superguais, y nos miraban mal", comienza explicando.
Fiel a esa normalidad que le da a todo, añade en esa charla con la mencionada cabecera: "Nos extrañan las muestras de carinño y de aceptación porque tenemos el 'te parece que vamos vestidos no sé cómo' muy interiorizado. La gente guay es muuy chunga, pero Nacho y yo en lugar de callarnos nos rebelábamos. ¿Que nos preguntaban que cómo nos podían gustar Stephen King o el 'Diez Minutos'? ¡Pues contestábamos que solo leíamos eso!". Vamos, un "a quién le importa lo que yo haga", parafraseando uno de sus grandes himnos, de manual.
El concepto de la fama
A pesar de la cantidad de años que lleva en esto, está convencida de que habrá gente que no tenga ni idea de quién es Alaska, el personaje detrás de Olvido Gara -que es su nombre real-. Y en este reportaje hay una reflexión que hace sobre la fama que es digan de ser rescatada -y que muchos de los que protagonzian noticias del papel cuché, deberían, al menos, ojear-: "El concepto de la fama... Tendríamos que ir a Warhol. Es muy amplio y muy relativo. Ya no es esa cosa unitaria de cuando solo había un canal de televisión y lo veía todo el mundo. Ahora existe gente con millones de seguidores y yo, que no tengo TikTok, no sé quiénes son. Y mira que me interesa la fama absurda... Pero llega un momento en el que no puedo estar al tanto de todas las famas absurdas que hay. Y lo mismo pasará conmigo. Habrá gente que no tenga ni idea de quién soy. Lógico".
Relaciones familiares
Lógico como interesarse por el papel que jugaron su padre y su madre -que se separaron cuando ella tenía tan solo 12 años- en el manejo de su carrera. Empezando por esta última, de quien la artista dice: "El de estar ahí en ese difícil equilibrio entre ser madre de una adolescente en un país extraño, ejercer como tal y darme la libertad que necesité en cada momento. Eso solo se consigue siendo una mujer libre, hija de otra mujer libre". ¿Y su padre? Ahí, la respuesta es bien distinta: "Poco. Éramos un matriarcado muy fuerte. Y papá, un señor español que hablaba muy fuerte. Eso lo entendí cuando vine a España: no estaba enfadado, era así. Supongo que ahora yo hablo como él. Papá no se metió en nada, yo estaba enmadrada y, sobre todo, abuelada. No tuve conversaciones de adulto con él hasta el final. Lo veía una vez al año en México".
Y echa la mirada a esa Cuba familiar para ofrecernos un retazo de la realidad que ella sí que conoce de primera mano: "Mi familia materna es de Cuba. Yo crecí escuchando: 'El mes que viene se pueden mandar cajas con ropa'; 'Ay, ponle unas gafas a papá, que no ve'; 'Un suéter que viene el invierno'... Y pasaban tres meses y no les había llegado nada. Lo he visto. A mí nadie me tiene que contar nada. A veces es muy complicado opinar solo sobre lo que leemos en los medios. Pero yo como lo he vivido... Es tan fácil como preguntarme: '¿Pudo mi abuelo viajar a conocerme cuando quiso?’. No. Pues ya está. No hay más que decir. La libertad de movimiento es una de las más importantes, que tú puedas ir a Majadahonda si quieres o no volver a salir de tu casa. Cuando eso no existe, ¿de qué? hablamos?".
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